Target
Mercado objetivo al que se dirige una acción publicitaria por tener más altas posibilidades de acabar siendo cliente. Para definirlo, se utilizan perfiles demográficos y socioculturales, como franjas de edad y valores que se comparten con la empresa.
Cómo definir el target
Para saber las características que definen un target, hay que plantearse primero una pregunta clave para el negocio: ¿a quién está destinado este producto? De ahí se deriva la relacionada con marketing: ¿a quién se dirige esta campaña? La respuesta puede ser variada porque el mismo producto puede venderse a diferentes públicos objetivos. Para describirlos, se agrupan por variables como las siguientes:
- Edad: aunque en documentos internos también puede hacerse referencia a la generación a la que pertenece el target, las plataformas publicitarias ofrecen franjas de referencia, como pueden ser 20-29 o mayores de 65 años.
- Ocupación y nivel de ingresos: estas dos características pueden estar relacionadas y servir de referencia para conocer el poder adquisitivo tanto como el nivel cultural.
- Situación familiar: el estado civil, número de hijos, incluso sus edades, o si viven con personas a su cargo, puede ser determinante en muchos productos.
- Ubicación: ciudad o país, según el tipo de campaña puede ser más o menos relevante, también considerando el idioma o la cultura del país.
- Hábitos de compra y hobbies: indican la distribución publicitaria en cuanto a horarios, medios o influenciadores. Conviene considerar todo el customer journey, offline y online.
Ejemplos de target
Las empresas eligen su target según encaje con su posicionamiento del producto. Por ejemplo, una marca de coches no puede dirigirse a toda la población, solo a los que tienen carné de conducir, por tanto a mayores de 18 años y tampoco muy mayores porque tampoco ya adquieren coches.
Los vehículos comerciales se dirigen a transportistas, con lo que se concreta su profesión y nivel de ingresos también en función del precio del producto. Si se quiere transmitir valores ecológicos y durabilidad, se puede dirigir a los que compran su primera furgoneta y que pueden estar entre los 30 y 50 años.
En cambio, un coche de tipo SUV se dirige a un público más familiar, con un par de niños pequeños, por lo que su target sería diferente. La franja de edad podría ser 30-40, y en este caso importaría el poder adquisitivo tanto como la preocupación por el diseño, la seguridad y el uso que le vayan a dar al coche (desplazamientos por ciudad, fines de semana fuera, viajes largos, etc.).